9.29.2011

Hoy mis amigos y yo nos escuchamos los corazones y nos vimos los pies (literalmente).

Mafe.

9.28.2011

Los desconocidos dan vuelcos en nuestras vidas, son como pequeños obstáculos por donde rebota nuestro destino, forman parte de él. Para mí los desconocidos siempre serán vistos como pequeños artículos de museo, son ellos de quienes robo sus banalidades para transformarlas muchas veces en inspiración.
Siempre he creído que soy una infiltrada en las faldas, pero no porque me gusten las mujeres, sino porque simplemente no puedo entenderme con ellas. Hoy en clases de artes parecía como si nos entendiéramos como nunca, nuestros ojos humanos parecían cautivarse con los colores de los tarros de pintura, como cuando éramos pequeñas y nos picaban los dedos por abrirlos y esparcirlos en cualquier superficie (ahora todas lo evitan, todas cuidan sus uñas). Parecía que nos entendíamos hasta que comenzaron a hablar, las "conversaciones de chica" de las que siempre me siento ajena, no porque no sea femenina, es extraño, en ocasiones no lo entiendo. Mi mejor amiga es una chica, pero ella no es como todas las chicas, tampoco es como yo, pero nos entendemos bien. La supremacía está en reconocerse a sí mismo, no tiene que ver con estereotipos desempolvados de la época de nuestras abuelas, el aparato reproductor es para sentir placer y tener hijos, no para cargar un papeleo de estereotipos. Me gusta conversar con chicos porque sólo esperan que sea simpática, que me depile el bigote y que huela bien. Las miradas de las chicas son muy penetrantes, mucho más que la de los chicos, quizás en ese sentido puede que seamos superiores, somos como una especie de dementores, pero a nuestro modo y quizá peores, los dementores te matan, las chicas te destruyen con su mirada, pero luego vives y lo recuerdas por siempre.

9.12.2011

La noche en Santiago es extraña, o por lo menos para mí, estoy tan acostumbrada a no escuchar ruidos desde mi casa, y acá, el ruido no ha parado desde que llegué, y son las 12 de la noche. Pero no me molesta, quizás me agrada un poco.

Decidí quedarme en Santiago un día para poder asistir a la feria de arte contemporáneo, que se está realizando acá. Mañana es el último día y espero que sea un recorrido interesante.

Estoy que me muero de sueño, iré a dormir.

Mafe.

9.10.2011

contra los poetas

Recién a los treinta y cinco años comienzan a incomodarse cuando los presentan como poetas jóvenes. Ahora dictan talleres en los que aconsejan a sus alumnos que eviten los gerundios, que cuiden los adjetivos, que declaren la guerra a los puntos suspensivos y a los signos de exclamación. Les inculcan la suprema libertad creadora, pero les prohíben una lista bastante larga de palabras: vacío, angustia, desolación, desesperación, crepúsculo, ocaso, alma, espíritu, corazón, vagina. Les hablan de melopoeia, de fanopoeia y de logopoeia, pero se enredan un poco en la explicación. Se enamoran de poetas de dieciséis años y las comparan con Alejandra Pizarnik, pero nunca han visto una foto de Alejandra Pizarnik.

(...) 

Da lástima verlos junto al teléfono, esperando la noticia de un premio, de una pensión del gobierno, de un homenaje, de un viajecito al sur, lo que sea. Parecen niños asustados, y en el fondo eso son: niños asustados, adolescentes ya muy viejos para suicidarse. A veces algún reportero compasivo les pregunta para qué sirve la poesía en este mundo deshumanizado y consumista. Ellos suspiran y responden lo que han respondido siempre: que sólo la poesía salvará al mundo, que hay que buscar, en medio de la confusión, palabras verdaderas y aferrarse a ellas. Lo dicen sin fe, rutinariamente, pero tienen toda la razón.

"Contra los poetas" Alejandro Zambra (extracto).
"Todos los caballeros que ustedes van a ver dentro de la República Liberal, ya los han escuchado, por lo menos como nombre de calle"


-profesordehistoria.

9.06.2011

X: ¿Tus papás no te dicen a qué horas te debes dormir?
Y: Sí, pero no les hago mucho caso. Cuando les digo que iré a dormir, me quedo leyendo.
X: Esa rebeldía es genial.
Y: ¿También eres rebelde?
X: Sí. Me gusta que seas rebelde.
Y: (Rie) Tampoco es que sea una rebelde sin causas.
X: (Rie) Es cierto, eres una rebelde intelectual.

Tópicos II

Me gustaría que la arquitectura estuviese mejor pensada como arte. Sé que lo que digo es un deseo un poco común o cliché, pero me molesta visitar lugares donde la arquitectura no tiene ritmo o concordancia, donde nada encaja, donde se nota que no existe mayor preocupación por una obra que por los metros donde está construida.

Últimamente me quedo hipnotizada con las noches estrelladas, es una sensación increíble, extraña y casi-nueva.

Me gusta la sensación de leer en la noche, cuando todo es silencioso y mis imaginación mueve sus perillas para proyectar las imágenes que se sintetizan en palabras sobre las páginas de mi libro. Quisiera volver a sentir esa sensación pronto, la de sentirme realmente sola, pero a la vez comprendida por mis lecturas.

cambioyfuera.

Bolaño por los aires

Hoy al colegio ha ido una pequeña compañía de teatro formada por cinco personas, quienes nos mostraron una obra creada por ellos mismos, y que, desde mi punto de vista, creo que era pésima. A la trama, a parde de ser mala, se le sumaba que el 80% de los actores no actuaba bien.

Intento hacer que lo que les cuento sea lo más objetivo posible, pero seguramente alguien que se haya encontrado viendo la obra conmigo pudo haber notado que, intentando enfatizar en el efecto de extrañamiento, una actriz me quitó mi libro de las manos y lo lanzó por los aires, lo cual me molestó un poco. Seguramente alguien podría pensar que su acción pudiese afectar en mi crítica, pero no es así. He discutido con mi profesor de lenguaje lo mal que actuaban los actores de la compañía. Me ha encontrado la  razón.

Pude leer mi libro con tranquilidad cuando venía de camino a mi casa; es una mala costumbre que adquirí de un amigo. Tengo cita con el dentista para el jueves, y para no olvidarlo, he usado el papel en el que anoté la hora y el día como marcador de mi libro.

Mafe.

9.05.2011

Bolaño, Bolaño; cargado debajo de mi brazo o utilizado como escudo de las realidades que se imponen a mí, se ha llevado todos mis suspiros esta tarde. He leído Los Detectives Salvajes como hace mucho tiempo no leía un libro, me impresionan las descripciones tan potentes que tiene, mi corazón se acelera cuando las leo. 

En el colegio he estado con un ojo en mi lectura y otro en la clase, por suerte hoy no han pasado mucha materia.

Ahora por una extraña razón mi cuerpo tiene sed de escuchar a Elvis Presley, en realidad, desde ayer que es así, mi papá se había llevado todo el día cantando canciones de Elvis y me ha dejado con las ganas de escucharlo.

A estas horas ya comienza a aparecer el frío, toda la maravilla primaveral que hay durante el día parece mentira.

Tengo que leer Demian, de Herman Hesse e Iliada, de Homero, estaré entretenida esta semana. 

Mafe.