Intento hacer que lo que les cuento sea lo más objetivo posible, pero seguramente alguien que se haya encontrado viendo la obra conmigo pudo haber notado que, intentando enfatizar en el efecto de extrañamiento, una actriz me quitó mi libro de las manos y lo lanzó por los aires, lo cual me molestó un poco. Seguramente alguien podría pensar que su acción pudiese afectar en mi crítica, pero no es así. He discutido con mi profesor de lenguaje lo mal que actuaban los actores de la compañía. Me ha encontrado la razón.
Pude leer mi libro con tranquilidad cuando venía de camino a mi casa; es una mala costumbre que adquirí de un amigo. Tengo cita con el dentista para el jueves, y para no olvidarlo, he usado el papel en el que anoté la hora y el día como marcador de mi libro.
Mafe.
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