9.28.2011

Siempre he creído que soy una infiltrada en las faldas, pero no porque me gusten las mujeres, sino porque simplemente no puedo entenderme con ellas. Hoy en clases de artes parecía como si nos entendiéramos como nunca, nuestros ojos humanos parecían cautivarse con los colores de los tarros de pintura, como cuando éramos pequeñas y nos picaban los dedos por abrirlos y esparcirlos en cualquier superficie (ahora todas lo evitan, todas cuidan sus uñas). Parecía que nos entendíamos hasta que comenzaron a hablar, las "conversaciones de chica" de las que siempre me siento ajena, no porque no sea femenina, es extraño, en ocasiones no lo entiendo. Mi mejor amiga es una chica, pero ella no es como todas las chicas, tampoco es como yo, pero nos entendemos bien. La supremacía está en reconocerse a sí mismo, no tiene que ver con estereotipos desempolvados de la época de nuestras abuelas, el aparato reproductor es para sentir placer y tener hijos, no para cargar un papeleo de estereotipos. Me gusta conversar con chicos porque sólo esperan que sea simpática, que me depile el bigote y que huela bien. Las miradas de las chicas son muy penetrantes, mucho más que la de los chicos, quizás en ese sentido puede que seamos superiores, somos como una especie de dementores, pero a nuestro modo y quizá peores, los dementores te matan, las chicas te destruyen con su mirada, pero luego vives y lo recuerdas por siempre.

1 comentario:

Henri Briones dijo...

que pasado con la música de su blog? señorita Aravena :D