Desde una vitrina
he visto la vida pasar,
y los escombros
de lo que llaman sociedad
me decepciona día a día.
Los puentes de esperanza
cada vez se construyen
con menos tablas,
las suelas se gastan más
al ser arrastradas sobre el concreto,
y el mar se llena de botellas
escritas por náufragos de la sociedad.
Desde mi puesto de espectadora
he visto cómo algunos se ahogan
cuando sus puentes
quedan completamente destruidos,
pero también he visto
a los perdidos en el tiempo
haciendo analogías
con décadas pasadas,
y llevando frascos
con aires juveniles
en los bolsillos.
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