Por las mañanas de fines de semana, cuando mi novio se queda en mi casa, voy a visitarlo y a darle los buenos días a la habitación donde duerme, a acurrucarme a su lado y a hacerle caricias en el pelo, cosa que le gusta mucho.
El momento en que voy a visitarlo, ha coincidido estas dos últimas semanas con el programa de Cristian Warnken, y hemos escuchado con atención las palabras del poeta y periodista, viendo en primera instancia a un paisajista-escritor (el tipo era más o menos fome, pero sus fotos y escritos eran buenos), y a un poeta-artista plástico surrealista (este era genial y simpático).
Luego, normalmente alcanzamos a ver un pedacito del programa de política que dan después, pero no le prestamos mucha atención... el desayuno nos apetece a esa hora.
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