10.02.2010

Todo puede convertirse en una adicción, desde el más mínimo hábito, como lavarse los dientes, hasta las adicciones que asumimos como tales, así como el azar, las drogas, el sexo, etc.

Cerca de donde vivo, existe un hombre adicto al ajedrez, siempre está sentado en una banca del centro, preguntándole a las personas que se sientan junto a él si es que le gustaría jugar un partido. Una vez me tocó a mi, y me preguntó si es que me gustaría hacerlo, pero yo, con el dolor de mi alma, le dije que no tenía tiempo.

Me sentí tan mal, que le dije que otro día volvería a jugar con él.

Hasta ahora no lo he visto, y si es que lo he hecho, ha sido porque ha estado jugando con otras personas.

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