9.06.2010

Maña.

Caminé por una larga avenida, estaba un poco cansado. Me senté en el primer trozo de pasto que pude divisar, y cuando mis glúteos se achataron en el césped, pude escuchar la guitarra de un muchacho que cantaba a unos metros de mí. Cantaba algo que desconocía, pero que a pesar de eso me gustó. Puse mis manos en mi nuca, y apoyé mi espalda en una de las muchas palmeras amistosas de Avenida Brasil, la cual también evitaba que el sol de enero me quemara el rostro. Tres segundos después de eso, comencé a sentir el olor a café que con el viento porteño, siempre termina perfumando todo el centro de Valparaíso.

En ese momento pensé una clicherada "¿Es esto un paraíso?"

- No - Me dije sonriendo.

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