3.17.2010

Yo tambien soy mamona

Estaba un poco triste, al parecer Ignacio no tenía mucho interes en mí como yo pensaba... todas esas indirectas que me daba, eran falsas.

Me senté en la escalera de la galeria, mirando la tienda de peluches, tan conocida por ese estúpido hombre disfrazado de oso, que repartía panfletos por toda la galería.

Esta vez mi mirada se detuvo en el oso, que al parecer notó que lo estaba mirando, se acercó a mi, con esa enorme cabesota, y se sentó a mi lado.

- Hola - Le dije. Él solo movió su mano imitando la misma acción. Saludar - ¿Qué haces aquí? - Le pregunté. El hombre oso comenzó a acariciar mi cabeza, como si supiera que no la estaba pasando muy bien - Muchachos... son los culpables de todo... creen entendernos, pero no es así, somos de mundos diferentes...

El hombre oso tomó un papel que había en el piso, y con un lápiz que estaba en el volcillo de su disfraz escribió "Puedes confiar en mi"

- Ya te dije, muchachos...

"Pero cuéntame un poco más" Escribió en el papel.

- Me da un poco de vergüenza, no suelo contarle este tipo de cosas a osos gigantes...

"Nunca es tarde"

- Jaja... pero, ¿Cómo sé que no le dirás a nadie?

"No se lo diré a nadie, te lo prometo"

- Bueno.. me gusta un chico, al que al parecer no le gusto, o bueno, eso es lo que creo... siempre me dio señales de que le gustaba, pero mucha gente me ha dicho que lo vieron besando a otra chica en la fiesta del viernes, así que eso me lleva a decir que no le gusto...

Al parecer al hombre oso se le acabó el papel, y fue a buscar una servilleta de la cafetería que estaba por ahí.


"¿Cómo es que no sabes que todo eso quizás fue un error, una trampa, o quizás solo efecto del alcohol?"

- ¿Alcohol? Por lo que yo sé, es ilegal tener alcohol en esos lugares, son para menores de edad.

"Pues si había alcohol"

- ¿Si? ¿Y cómo lo sabes?

En ese momento el hombre oso se desenmascaró, y me puse tan colorada como un tomate cuando noté que el chico detrás del disfraz era Ignacio.

- Lo siento por engañarte, pero sabía que estabas enojada conmigo y era la única forma de poder hablar contigo - Me dijo.
- ¿Tu eres el hombre oso?
- Solo de lunes a miércoles, los otros días esta "La mujer oso", pero a ella no la conozco.
- Jaja, pero ¿Que no tu trabajabas en una relojería?
- Pues... me daba vergüenza decir que este era mi trabajo.

Silencio incómodo.

- Bueno, en cuanto a lo del viernes.. en primer lugar yo no la besé, ella me besó, y fue el beso con más alcohol que haya tenido, esa niña estaba muy ebria, bueno, yo también, pero tengo que reconocer que ella estabas más ebria que yo. No me gustan ese tipo de chicas, el sabor a alcohol no es muy agradable al momento de dar un beso.

No sabía qué decirle, estaba triste..

- A mi me gustas tú, siempre me has gustado tu - Cuando dijo eso, hizo un intento de abrazo, que yo rechacé, no lo quería.
- Bueno... al parecer no te gusto lo suficiente...