10.19.2009

El dilema de un antojo.

Pensemos, mamá fue al supermercado la semana pasada, así que en cuanto a recursos no me preocupo. Pero… yo no la acompañé, quizás se le olvidó algo… o quizás no.

Intentaré recordar alguna razón médica por la cual esté ahora en mi cama.

Mm… creo que no, solo soy muy holgazán. Entonces por lo que veo, todo está listo.

Que lata, tendré que salir de este transe de pereza para poner mis pies, derecho, izquierdo, en el suelo, caminar algunos pasos para bajar 14 escalones y pisar 17 baldosas para llegar a mi destino. Cruzar el marco que divide las 2 habitaciones, y llegar frente al grande y majestuoso Dios de las 3 dimensiones. El refrigerador.

Abrirlo no es el mayor problema, pero sacar las cosas de una manera inteligente es lo más complicado, aunque… no pienso que hacer esto sea fácil. Me considero una persona complicada en este tema, porque si es que la materia prima es algo salado, el complemento tiene que ser dulce y además tiene que tener algo neutro. Tendré que sacar la base de mi arte, una mezcla de agua, sal, harina y levadura, mejor conocida como “Pan”. Elegir, jamón, queso, palta, tomate, lechuga, un poco de carne, orégano y si es que tengo ánimos, mantequilla de maní.

Dios, ¿y si se desploma?

¿Quién dijo que hacer un sándwich era fácil?
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Este cuento lo escribí gracias a mi profesora de lenguaje.
Gracias miss Leslie.

Mafe
.

2 comentarios:

MedicenIsa dijo...

Me gustó mucho ! :'D

Leslie dijo...

de nada María Fernanda!
para que vayas descubriendo nuevos mundos....