10.25.2010
10.23.2010
No necesitamos madurez física ni de conocimientos, es una madurez espiritual la que el mundo necesita, madurez pura y sincera.
Necesitamos seres humanos, no enmascarados, haciéndose pasar por paralelepípedos, correctos, equilibrados y perfectos.
Los seres humanos son fieles, los seres humanos no se uniforman, los seres humanos cometen errores, los seres humanos aceptan los errores, los seres humanos no son perfectos, los seres humanos comprenden, los seres humanos aceptan que son seres humanos. No ocultan lo que realmente son, seres imperfectos que viven como la naturaleza quiere que lo hagan, cometiendo errores para aprender de ellos, teniendo una vida relajada, tranquila y feliz.
10.22.2010
Quizás nuestros corazones ya no caminen de la mano, pero sé que aún siguen juntos, ellos se aman, al igual que nosotros, es solo cosa de dejar que el tiempo vuelva a reunirlos, en un parque quizás, riéndose a carcajadas, así como la primera vez que nosotros nos reunimos.
Mis días se tornan grises cada vez que recuerdo que existen los recuerdos, y mi corazón, junto a mí, estalla en llantos.
Por otro lado, he vivido experiencias maravillosas, y conocido gente interesante. Cada vez que tengo experiencias así, pienso "¿Donde hé estado todo este tiempo?", y luego me respondo: He estado encerrada en mi casa, recordado, amando y llorando.
La tristeza solo me ayuda para escribir, y la diversión para olvidarme de la tristeza.
Quiero seguir escribiendo.
10.17.2010
10.02.2010
Todo puede convertirse en una adicción, desde el más mínimo hábito, como lavarse los dientes, hasta las adicciones que asumimos como tales, así como el azar, las drogas, el sexo, etc.
Cerca de donde vivo, existe un hombre adicto al ajedrez, siempre está sentado en una banca del centro, preguntándole a las personas que se sientan junto a él si es que le gustaría jugar un partido. Una vez me tocó a mi, y me preguntó si es que me gustaría hacerlo, pero yo, con el dolor de mi alma, le dije que no tenía tiempo.
Me sentí tan mal, que le dije que otro día volvería a jugar con él.
Hasta ahora no lo he visto, y si es que lo he hecho, ha sido porque ha estado jugando con otras personas.
Cerca de donde vivo, existe un hombre adicto al ajedrez, siempre está sentado en una banca del centro, preguntándole a las personas que se sientan junto a él si es que le gustaría jugar un partido. Una vez me tocó a mi, y me preguntó si es que me gustaría hacerlo, pero yo, con el dolor de mi alma, le dije que no tenía tiempo.
Me sentí tan mal, que le dije que otro día volvería a jugar con él.
Hasta ahora no lo he visto, y si es que lo he hecho, ha sido porque ha estado jugando con otras personas.
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